En una pequeña ciudad no importa
el país que sea, vivía un niño de 8 años, el niño era muy feliz pues aunque
estaba enfermo y muchas veces no podía ni salir a la calle, suplía estas
cadencias con su alegría e imaginación.
Hera un niño al que le costaba mucho trabajo conciliar el sueño ya que
era un enamorado de la noche, pasaba
muchas noches en vela con sus juguetes y sin apenas hacer ruido para no
molestar a nadie y que todos pudieran dormir con total tranquilidad.
Una de esas noches y no se sabe muy bien cuál fue la causa, de repente
una luz intensa ilumino su habitación, el niño medio asustado no sabía muy bien
a que era debida esa luz que alumbraba toda su habitación y su curiosidad por
buscar el foco de aquella luz iba creciendo por momentos, soltó todos los
juguetes que tenía en sus manos en la mesilla de noche y apago la lamparilla
que sobre esa mesilla estaba y que era la que alumbraba sus noches de juegos,
esto lo realizo en un intento de ver si es era que la luz de su lámpara se había
averiado y producía a aquella luz cálida en su habitación, pero para su asombro
la luz permanecía, de nuevo encendió la luz de la lamparilla ya un poco
asustado de lo que estaba sucediendo, cuando por la puerta de su habitación entro
un hombre, vestía una larga y blanca túnica y desprendía de su propio cuerpo
una luz muy especial, media aproximadamente unos 2 metros o más, una cabellera
rubia se dejaba caer sobre sus hombros y unos preciosos ojos entre verde y
azulado y que por más que el niño intentara ver parecía que no tenían fin, era
como si en el interior de aquellas pupilas se encontrara todo el universo.
El niño en un gesto de miedo y aun
sentado en su cama se tapo con la manta la cabeza para no ver nada, pensando
que una vez que la destapara todo sería normal como todas las noches, el hombre
con una voz que sería muy difícil de explicar llena de dulzura le dijo al niño,
“no tengas miedo, no vengo a hacerte ningún daño”, el niño continuaba con su
cabeza tapada y el hombre le dijo de nuevo “no tengas miedo, nada malo te voy a
hacer”, el niño poco a poco fue destapando su cabeza y mirando fijamente a
aquel hombre sentado a los pies de su cama, la paz que inundaba la estancia era
tan grande que ella sola demostraba que no podía pasar nada malo. El hombre comenzó
a explicarle al niño como se llamaba de donde venia y cuál era su finalidad en
esa habitación, le dijo que durante unos años estaría visitándolo, el niño muy
curios comenzó a hacerle muchísimas preguntas para las que el hombre siempre tenía
respuesta, al finalizar aquella primera visita el hombre le dijo al niño “todo
lo que te voy a contar, por desgracia no lo recordaras de momento, el día que
sea necesario volveré y te hare recordar todo esto de lo que estuvimos hablando”
Pasaron muchas noches e incluso
años y aquel hombre venia siempre a su cita con su amigo el niño, cuando el
niño ya estaba a punto de cumplir los 14 años y después de 6 años de visitas
nocturnas sin faltar ni una sola noche, cuando el hombre se iba a marchar le
dijo al niño, “hoy es la última noche que nos veremos pasaran muchos años en
los que no tengas noticias de mi, pero te aseguro que un día volveré y te hare
recordar todo lo que hemos hablado” el niño se despidió pensando que vería a su
amigo la noche siguiente, pero el hombre
no volvió más.
Ese niño se convirtió en un hombre
adulto y muchas noches cuando se acuesta piensa, “esta noche será el día en que
este hombre vuelva y pueda recordar sus palabras”
Ojalá pronto llegue el día en que ese ser retorne y haga recordar al niño... Gracias por compartir historias tan bonitas!!! Maliya.
ResponderEliminarBuenno santi es una historia muy amena y bonita, la intencion de un escritor es escribir y que la gente pueda compartir eso contigo oo con el que fuese,esta muy bonito santi felicidades
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