Hace muchos años en una aldea de una parte de Asturias nació
un niño, era un niño precioso, risueño y que causo sensación en la aldea ya que
hacía muchos años que no nacía ningún niño.
El niño fue creciendo y todo el mundo que lo veía se llenaba
de paz y de armonía, ese niño tenía una luz especial en su mirada. Su familia
era una familia humilde que tenían que trabajar muchas horas al día para poder
tener un plato que llevarse a la mesa.
Fueron pasando los años y aquel niño se convirtió en un
muchacho esbelto, un poco delgado pero esa luz que desprendía continuaba acompañándole
por donde fuera.
Un día su abuela ya anciana enfermo, no se podía levantar de
la cama y como eran muy humildes no tenían ni para llamar al médico, el muchacho
se puso muy triste y se sentó a los pies de la cama de su abuela decidido a
pasar con ella los días que fuera necesario, en un momento que su abuela se despertó
un poco le pidió un poco de agua ya que tenia la garganta muy reseca, el
muchacho se acerco a su abuela con la misión de ayudarla a beber y cuando
estaba cogiéndola por la cabeza para poder incorporarla y que bebiera su abuela
comenzó a sentirse mejor, los dolores comenzaron a desaparecer por completo de
su cuerpo y comenzó a invadirla una sensación
de paz que recorría todos los poros de su piel, se incorporo por completo y
ella sola salió de la cama y le dio un inmenso abrazo a su nieto y grito
milagro, me has curado, el muchacho no se podía creer lao que sus ojos estaban
viendo, había curado a su abuela con solo tocarla, se miro incrédulo sus manos
y se sonrió, pensó que quizás el amor que sentía hacia su abuela era lo que había
producido el milagro.
Su abuela mientras se estaba vistiendo, tenía que ir a
contar por toda la aldea el milagro que había realizado su nieto, muy orgullosa
lo conto aquí y allá, la noticia recorrió rápidamente toda la región y
comenzaron a llegar a la aldea personas enfermas de todos los alrededores.
El muchacho que era un ser muy bondadoso comenzó a poner sus
manos sobre las cabezas de todos lo que hacia él se acercaran y uno tras otro
se iban curando.
Pronto llego la noticia a las más altas esferas del clero y
el propio Papa del momento se intereso por su caso.
El muchacho continuaba curando a todo aquel que se le acercara
sin pedir nada a cambio incluso cuando intentaban darle un regalo por el
milagro realizado, el lo rechazaba argumentando que si Dios le había dado ese
don era para utilizarlo con todos los seres humanos que lo necesitaran, pero
que no era par beneficiarse de dicho don.
Los milagros continuaban en aquella pequeña aldea y el Papa decidió
que él quería conocer al muchacho en persona y que se lo trajeran ante él.
Rápidamente se puso en marcha una comitiva en busaca del
muchacho para llevarlo ante el Papa.
Cuando esto se presentaron ante el muchacho y le dijeron que
tenía que acompañarlos ya que su santidad lo requería, es muchacho les miro
fijamente y dijo, si quiere verme o hablar con migo que se desplace hasta mi,
al igual que hacen todos los enfermos que quieren que les cure, son ellos los
que vienen hacia mi aldea y yo no voy a visitarlos ya que entre viaja y viaje perdería
mucho tiempo y serian muchas personas a las que no podría curar, por lo tanto
si me quiere ver que venga.
La comitiva del Papa muy contrariada y todo hay que decirlo
incluso enfadada se dio media vuelta y regreso por donde había venido, cuando
llegaron y le comentaron al Papa lo que el muchacho les había comentado se enfureció
y dijo con grandes gritos, quien se cree ese muchacho como para despreciar
venir a verme a mí, al Papa, cabreado se retiro a sus lujosos aposentos a
meditar. Mientras tanto en joven muchacho dormía en su camastro de paja muy
contento de estar haciendo felices a miles de personas y curándolas de todos
los males.
El Papa por la mañana se levanto con una brillante idea que
no podía dejar indiferente al muchacho.
Llamo a todos los cardenales, obispos y a todo el que le
quisiera escuchar para proclamar su brillante idea y comenzó a explicarla, la
idea no era otra que ante tantos milagros que estaba haciendo el muchacho
proclamarle santo, pero para ello solo había una condición y no era otra que el
muchacho tenía que ir ante la presencia del Papa y este lo proclamaría santo. El
Papa estaba muy orgulloso ya que creía que el ego del muchacho sería tan grande
que no podría rechazar tan grande propuesta. Todos los que estaban en la reunión
comenzaron a aplaudir al santo padre y a decirle que gran idea había tenido. Se preparo todo para proclamar
santo al muchacho y una comitiva aun mayor que la anterior se dirigió hacia la
aldea.
El muchacho mientras tanto y ajeno a la que se le avecinaba
continuaba poniendo sus manos en toda persona que se acercara para quitarle
todos sus males.
Al fin la comitiva llego a la aldea y a golpe de tambor y
bombo, cuando estaban delante del muchacho que continuaba en su placentera
tarea, le dijeron, el papa te va a proclamar santo y ya está todo preparado
tienes que acompañarnos y tu vida cambiara para siempre.
El muchacho miro fijamente al encargado de darle la noticia
y le dijo, mira a tu alrededor y dime lo que ves.
El hombre un poco perdido ante esas palabras pero le izo
caso al muchacho y miro a su alrededor y se dio cuenta de la magnitud que tenia
dichos actos, ya que alrededor de la aldea había miles y miles de personas
venidas de todas partes esperando a que el muchacho pudiera curarlas.
El muchacho entonces continuo hablando y dijo, yo soy una
persona humilde, naci humilde, viví humildemente y humildemente quiero dejar
este mundo cuando me toque, en el momento que acepte esa propuesta que tú me
ofreces mi vida cambiara para peor, tendré que rendir pleitesía al Papa, tendré
que asistir a actos oficiales, se me comenzaran a hacer figuras representándome
llenas de oro y piedras preciosas que no me representaran para nada ya que yo
en mi vida he visto o tocado nada de eso, las personas se olvidaran de lo que
realmente hacia y se pondrán delante de esas figuras a suplicarme milagros y
por ultimo mientras que voy y vengo de estos viajes, ¿Cuántas personas tendré
que dejar de curar? Realmente vuestra propuesta no me interesa lo mas mínimo y así
se lo podéis comunicar al santo padre, yo continuare mi tarea humildemente en
mi aldea hasta que me llegue el día de no poder hacerlo más y ya para finalizar
Dios me regalo este don, pero me lo regalo para que lo aprovechara al máximo curando
a todas las personas que pudiera, no para que me recuerden cuando me vean representado
en figuras que no me representan realmente y llenar de riquezas mis bolsillos, además
creo que si hiciera eso Dios se enfadaría con migo y me retiraría tan preciado
don.
El mensajero estaba de acuerdo con las palabras del muchacho
pero por otra parte sabía que la ira del Papa ante ese rechazo podría ser
brutal.
Cuando ya regresaron y le dijeron al Papa lo que les había respondido
el muchacho, el Papa monto en cólera y dijo pues si no está a mi lado es que es
mi enemigo y promulgo una ley en la que al muchacho se le descomulgaba
directamente.
Cuando al muchacho le llego la noticia se rio, miro a las
miles de personas y les dijo, yo os continuare curando por la gracias de Dios,
pero que sepáis que la iglesia me ha dado la espalda.
Las personas comenzaron a gritar su nombre entre vítores,
aplausos y canticos y continuaros esperando que el joven les curara.
Pasaron muchos años y un día el Papa se levanto sumamente
enfermo y cuando todos los médicos fueron a verle todos coincidieron en que tenía
los días contados a causa de su enfermedad.
Uno de los obispos más jóvenes le dijo al Papa, y ya que
estas tan enfermo ¿podrías ir a ver al muchacho y que este te curara?
El Papa que era una persona muy soberbia dijo, jamás iré a
verle.
Tras unos días el Papa murió entre tremendos dolores en su
cama y fue sustituido por otro Papa nuevo y en ese momento se dejo de hablar de
él, solo salía una pequeña reseña en los libros de historia que pronunciaba su
nombre y su época de papado.
Cuando le llego la noticia al muchacho, este se puso triste,
pero no dejo de realizar su tarea.
Al final de sus días y ya en su último suspiro y después de
haber curado a millones de personas durante su larga vida, el muchacho pidió a
su familia un favor y este no era otro que no le construyeran capillas ni nada
que se le pareciera que le enterraran como el siempre había sido humilde y en
su tumba solamente una cruz de madera. Su familia dijo que si y así se hizo.
Incluso después de muchos años las personas continuaban
visitando aquella humilde tumba pero nadie dejaba nada, ni regalos, ni
presentes, ni exvotos, todos sabían que el muchacho ya anciano cuando falleció no
quería eso.
Mientras en un gran mausoleo lleno de mármol y piedras preciosas
y con una figura de tamaño real descansaban los restos de aquel Papa tan
arrogante y soberbio, pero con una diferencia, su tumba no la visito nunca
nadie.
Santiastur2012
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