En un pequeño pueblo de un pequeño país, un niño junto a su
familia veraneaba todos los años ya que sus padres habían nacido en dicho
pueblo.
Un día y mientras que estaba
jugando en un campo cercano el niño vio una extraña luz que bajaba de los
cielos y se posaba con mucha suavidad cerca del, el niño no se asusto todo lo
contrario con su mente de niño lo único que tenia era mucha curiosidad por
aquella luz que se había posado, se acerco despacito y cuando estaba a diez
metros de la extraña luz salió un ser, era distinto en la fisonomía al niño
pero aun así el niño no tuvo ningún temor. El niño se acerco más aun y el ser extendió
una de sus manos hacia el pequeño, este le dio la mano y poco a poco comenzaros
a realizar juegos unos que le enseñaba el niño al ser y otros que el ser le
enseñaba al niño.
Desde aquel día se veían en su lugar secreto todos los días y jugaban y
charlaban. Se acabo aquel verano y el niño le explico al ser que volverían al
año siguiente, el ser le dijo al niño que estaría esperándole para continuar
con sus juegos y sus charlas ya que los dos se lo pasaban muy bien.
Tras varios años encontrándose todos
los veranos en el mismo lugar, el niño se convirtió en un hombre y aquel verano
aunque fue de vacaciones como siempre al pueblo de sus padres no acudió a la
cita con su amigo, el alíen se que do muy triste al ver que su amigo no había venido y no entendía muy bien cuál era la causa de
aquella desaparición.
Pasaron varios años y el alíen
siempre estaba en su cita con su amigo el niño pero siempre se tenía que
marchar sin poder verlo ya que el niño no acudía.
Un día y por casualidad el niño
que ya era un hombre le dio por pasear por el lugar secreto donde se encontraba
con su amigo, su amigo le estaba esperando como siempre, pero al verlo el
hombre sintió mucho miedo no comprendía que era lo que estaba viendo, no podía creer
que aquel ser intentara acercarse a el, el alíen como hacia todos los años le extendió
la mano pero lo único que percibió fue miedo y temor por parte de su amigo.
El ser muy triste le pregunto si
se había olvidado de el, el hombre ni siquiera quería ablar con su amigo de
antaño y se dio la vuelta y salió corriendo y nunca paso paso por aquel lugar.
El alíen sin embargo todos los veranos iba a su cita con su
amigo para ver si volvía a visitarlo.
Moraleja: cuando nos hacemos adultos perdemos toda la ilusión
de cuando éramos niños y nos invade el miedo que nos enseña esta sociedad,
mantengamos siempre un poquito de ese niño que un día fuimos y seremos más
felices.
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